Saturday, April 14, 2007

El que busca encuentra... escarbando en el pasado

(Post publicado originalmente en La Stulta Viro)

Ayer, hablando con una amiga, me explicaba el concepto de la atracción universal, algo así como lo que realmente uno desea en la vida, después de cierta sincronización positiva con el mundo, termina llegándole. Dentro de este concepto, me explicaba un primer paso para conectarse, que consiste en agradecer al universo por todo lo que nos ha dado desde que éramos niños, los buenos momentos que hemos pasado, los abrazos, los viajes, las personas, los entornos y lugares, entre otros. La idea es cargarse de energía desde la abundancia mas no desde la carencia. Esto me recuerda un poco la escena de la película American Beauty donde al man, un minuto antes de morirse, se le vienen las mejores imágenes de su vida, desde las manos de su abuela hasta la sonrisa de su hija, la compañía de su amigo de cuadra, viendo estrellas acostados en el pasto. Bueno, mejor lo haré en vida y voy a agradecer, llenándome de los mejores recuerdos que hicieron ser lo que hoy soy. Qué mejor forma de hacerlo que pidiéndole prestado a Stultaviro su blog.

Llevo 10 minutos tratando de empezar desde mi infancia, pero creo que voy a empezar agradeciendo por lo que tengo ahora: un hijito de 3 años que al mirarme en él veo un milagro de Dios, un esposo permeable a su entorno, a la música y apasionado a la vida, una mamá incondicional que siempre me ha llevado de la mano sin empujarme y sin apurarme, un papá de pocas palabras, pero que cuando las dice trasciende mi raciocinio, una hermana que me da la tranquilidad que me falta muchas veces, una abuela llena de amor y de buenas intensiones, cuatro mejores amigos que me sostienen y me dan el apoyo necesario para sentirlos cerca, otros amigos cercanos que siempre tendrán algo para reflexionar, pensar o desechar, unos suegros que no tiene fácilmente mucha gente y que para mí son otros papás.

Desde niña me he sentido querida, consentida y acompañada, jugué en la cuadra de mi barrio caucho, yermis, tarro y botella, fui a minitecas, tuve mi grupo de flans, bailé merengue de Juan Luis Guerra y 4:40, Wilfrido Vargas y las Chicas del Can, estuve en fiestas de casa, donde bajaban la luz cuando ponían Air Supply y Chicago. El Bon Bon Bum, los Gudis y el Covo los disfruté al máximo, tuve copete Alf, Converse rosadas y tirantas que se caían por la minifalda de jean. Disfruté mi bicicleta como nunca, no dejé de ver y morirme de la risa en vacaciones viendo películas como Y dónde está el policía, y aunque a mi amiga y a mi nos robaron las bicicletas en un centro comercial porque la dejamos en el parqueadero sin ningún seguro, esto no fue impedimento para seguir yendo todos los viernes, a oír en una disquera una canción de Eros Ramazzotti que me encantaba y ver al mansito que nos gustaba. No se me olvida mi primer novio, las credenciales, las tarjetas de Timoteo, las bombas de aluminio, el chismógrafo, las tragas, los despechos, mi primera borrachera, llorar con una amiga en un parque, hacer un club de cocina, ir a Crepes & Waffles a comer helado, la primera salida a rumbear ambientada con la canción Friday I´m in love, el diario verde donde plasmaba mis desahogos momentáneos.

En el colegio fui buena comerciante: vendía Nerds, sánduches, trabajos de geometría, y tortas crispy, me escapé dos veces y no me descubrieron, no me faltó matrícula condicional, también jugué a desmayarme, comí pizza por metro, estuve en porras y participé en concursos, hice coreografía de Message in a bottle y me gradué. Unos de los recuerdos más lindos, fue participar en un taller de poesía en la Casa Silva y que escogieran uno de mis escritos, pues no me atrevo a llamarlo poema, como uno de los mejores de los talleres que se hicieron en esa época.

De la universidad no se me olvidan las entregas de gráfica, las clases de fotografía los sábados por la mañana, los reportajes en el centro de Bogotá, los profesores que me hicieron entender un concepto más amplio de la comunicación. Reunirme a estudiar para los parciales, aunque era mejor rajar de todo el mundo, los discursos famosos delante de todo el mundo, los ensayos, lo que quiero ser y no puedo, lo que quiero tener y no tengo, los encuentros. Comer en los huecos, los desayunos, las arepas y palitos de queso, el Nestea, ir a Panneroli, hamburguesas Country o El Corral. Mi práctica en el Putu con una comunidad indígena, el río Vides, los niños, las clases, el camino al Espingo y las buenas amigas que me acompañaron.

Bueno después me casé y la historia la cuenta ahora Stultaviro.

Aunque hay miles de cosas que sé que se me olvidan y muchas más que no alcanzo a contar, creo que es un buen entrenamiento, ejercita la memoria, refortalece la fe y la esperanza, y realmente hoy me siento más cargada que antes. Gracias Universo, Gracias Dios, porque pude disfrutar de todo esto, porque puedo seguir disfrutándolo, porque estoy viva y gracias también por las tristezas y desilusiones que me hicieron crecer, aprender y cortar con lo que te desgasta. Mi fe refundida ya la estoy encontrando.

Thursday, December 22, 2005

El miedo llegó de madrugada...


Faltaban dos horas para levantarme y cuando me di cuenta eran las 5 de la mañana, reinicio mi disco duro, qué pasó ayer, es sábado, es viernes, o es lunes, tengo que trabajar, qué me preocupa, qué tengo que hacer hoy, ya es navidad, se acabo el año, qué hice, que tengo que pagar, mierda eran las 8 de la mañana y me seguía haciendo preguntas, ya me tengo que levantar. Finalmente era una de esas noches en la que las preocupaciones o los miedos madrugan con uno y se posicionan con tanta fuerza que es difícil quitárselos de encima, es como miles de garrapatas prendidas que no salen fácil. Y uno se pregunta, por qué tengo que sentir angustía, por qué tengo que sentir miedo. Claro... y me acuerdo, el miedo me lo metieron desde niña, que mamera, mi miedo es cultural, no tiene límite, está prendido y es aprendido.

Miedo, esa palabra que nadie quiere tener encima, pero que por lecciones aprendidas se vuelve tan vulnerable ante nuestras propias emociones que se eterniza y a veces parece que no va a salir nunca. Miedo a que lo roben, miedo a que le terminen, miedo a quedarse solo, miedo a la muerte, miedo a hacer el ridículo, miedo a que lo echen, miedo a enfermarse, miedo a que lo hieran y a que lo desconozcan. Miedos que nos rodean y acechan como hienas a una presa débil. Existen miedos que sobrepasan los límites y se convierten en locura, y otros miedos tan emocionantes como el de una montaña rusa o un deporte extremo, que nos revitalizan.

Finalmente, me pregunto cuál es el fin de tener miedo??, creo que después que esta mañana me pregunté tantas cosas, me doy cuenta que uno quisiera vivir cómodamente la vida, sin problemas, sin personas que nos hiciera zancadilla, que con sólo el empeño y la disciplina que uno le pusiera a las cosas, todo saliera bien, pero nó, siempre va a existir algo que estorba, perturba e incomoda, pero como dicen y espero sea cierto, los problemas y los conflictos son oportundades para crecer y para probarse, para preparase a nuevas cosas, por eso después de las guerras vienen los auges, de las tormentas, la calma con el sol, de los desastres las lecciones.
Ahora creo que debemos aprender un poco más de los orientales y tomar los conflictos como regalos que nos engrandecen .

En 11 días se acaba el año, lo único que sé es que necesito que mi miedo se transforme y me de la oportunidad para prepararme, para sortear lo que viene el otro año, que mi casta salga y dé mi mejor corrida, hoy el miedo me significó entender porque lo siento y cómo dominarlo, ya estoy más tranquila, en dos días es navidad y el miedo se está preparando para irse a perturbar a alguien más, llegará de madrugada y permitirá que se vaya hasta que entienda, como dice una canción, "mejor vivir sin miedo...."""

Wednesday, December 14, 2005

El Circo del Sol

Esta mañana iba afanada para la oficina y en la calle vi pasar a dos personajes, uno llevaba un monociclo debajo del brazo y el otro llevaba unos palos para hacer maromas. Iban caminando lento, con la tranquilidad que no se ve en la cara de ningún empleado que va afanado a cumplir con su trabajo. Iban vestidos de negro, con sombreros del mismo color y una cinta roja alrededor de éstos, seguramente se dirigían a practicar en un parque maromas de circo, fumarse un porro y cagarse de risa, mientras a mí me esperaba un día de estrés, de sosobra y algún nuevo problema por enfrentar. Efectivamente, al verme con tanto estrés y pensando en todo lo que me esperaba cuando llegara a la oficina y al ver a estos dos hombres disfrutando de la tranquilidad y felicidad que puede dar una mañana soleada en Bogotá, reflexioné y pensé que uno se enreda mucho la vida cuando trata de seguir los paradigmas de éxito que le venden en el jardín, colegio, universidad, familia, trabajo y amigos.

Las analogías de la vida se ven facilmente en la calle, uno puede ver más feliz a un loco que adorna su carrito de balineras con muñecas viejas y recoge basura, que al super yuppie del Audi que siempre tiene cara de culo, y que todo lo percibe como si se fuera a untar de mierda. Por ejemplo el celador de mi edificio es más saludable que un Alka-Seltzer, y siempre está cagado de la risa, en fin es fácil ver lo que digo, pero lo difícil es tomar otra opción de vida alejada del paradigma de éxito que tenemos que seguir, pues viene el tema de la responsabilidad, y el peso de la mamá, el papá, la tía, diciendo ¿de qué va a vivir, mijita?

Los marabaristas del circo seguirán viviéndola con la tranquilidad que puede dar disfrutar del sol en una mañana soleada en Bogotá y mientras tanto yo seguiré complicándomela un poco más que ayer, para algún día tener la tranquilidad que ellos ya tienen disfrutando del circo del sol.

Sunday, December 11, 2005

Barney La Droga Infantil

A los pocos meses de haber nacido mi hijo, me di cuenta que el ser humano desde muy pequeño puede llegar a crear adicciones, la de mi hijo es muy clara, Barney. La palabra más pronunciada por él, la que más lo estimula, la que mejor dice y la que más quiere oir. Supongo que muchos padres se han puesto a pensar qué es lo que tiene este dinosaurio de dos metros de color morado y con ademanes no muy varoniles. Yo me pregunté lo mismo, y ahora que estudio mercadeo me di cuenta que hace parte de una investigación a fondo donde descubrieron que un muñeco puede reunir todo lo que estímula a los niños desde los dos meses hasta los siete años. Pero igual, aunque es un producto comercial, que se puede comer en gomas, que tiene películas, cd de música, que puede volverse omnipresente, tiene varios detalles interesantes, que convierten a ese dinosaurio, que inicialmente me caía tan mal, en un personaje agradable y me complace que haga parte de la vida de mi hijo.

Cuando hablo de estos detalles, me refiero a la primera vez que ví un capítulo de Barney de principio a fin en compañía de mi hijo, era una fiesta morada que le celebraban a una niña de 11 años a la que le faltaba una mano, en ese momento me di cuenta que Barney iba más allá que un programa de distracción para niños, pues mostraba principios claros sobre el respeto a la diferencia y a quererse los unos a los otros sin importar su color de piel, su raza, su sexo, su condición social o si tiene o no alguna discapacidad física. Si se fijan los niños que salen en el programa de Barney son todos distintos: hay negros, rubios, latinos, algunos con discapacidades físicas, con temperamentos diferentes y formas de ver el mundo distintas. Además de mostrarle estos principios, explota la imaginación y hace que los niños aprendan a soñar desde pequeñitos, la capacidad de soñar, que para los adultos sigue siendo una herramienta efectiva y un incentivo para llegar a donde quieren. Por estas dos razones me encanta que mi hijo vea a Barney desde que se levanta hasta que se duerme, porque le muestra desde un pequeño mundo la proyección de un mundo real, donde no todos son iguales, sino diferentes y que la mejor alternativa es respetarlos y quererlos. La segunda razón es la capacidad de soñar e imaginarse lo que quieran, con el mejor juguete que tienen, su imaginación. Papás, si les preocupa que su hijo esté tan obsesionado con Barney, por lo menos piensen que le va dejar algo bueno que le hace mucha falta a las generaciones de ahora, respetar a los otros y quererlos, pues por lo menos en mi generación somos más ajenos a querer y a respetar lo diferente.